lunes, 15 de julio de 2024

PROFECÍA DE MALAQUÍAS . EL JUICIO FINAL Y LA PURIFICACIÓN POR LAS PENAS - La Ciudad de Dios

El profeta Malaquías o Malaquí, llamado también Ángel, y que, según algunos, es el mismo Esdras, de quien hay otros  escritos incluidos en el canon (opinión que, según San Jerónimo , corre entre los hebreos) , anuncia el último juicio en estos términos: Hele, ahí viene, dice el Señor Todopoderoso, y ¿quién soportará el día de su entrada o quién podrá pararse a miraro? Porque él entra como juego ardiente v como hierba de los bataneros. Y se sentará a fundir y a pulir el oro y la plata y purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como al oro y a la plata, y ellos ofrecerán al Señor víctimas en justicia.

El sacrificio de Judá y de Jerusalén será grato al Señor, como otrora en los primeros años. Yo me acercaré a vosotros para, juzgar y seré testigo contra los hechiceros, los adúlteros y los perjuros, y contra los que defraudan al jornalero su salario, oprimen con violencia a las viudas, maltratan a los pupilos,  hacen injusticia al extranjero y no temen mi nombre, dice el Señor omnipotente. Yo soy el Señor, vuestro Dios, y yo no cambio. Estas palabras manifiestan, a mi parecer, con claridad que en aquel juicio habrá para algunos penas purgatorias . ¿Qué otra cosa cabe entender en lo que sigue: 

¿Quién soportará el día de su entrada o quién podrá pararse a mirarlo? Porque él entra como fuego ardiente y como hierba de los bataneros. Y se sentará a fundir y a pulir el oro y la plata y purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como al oro y a la plata. Isaías dice algo parecido: Limpiará el Señor las inmundicias de los hijos y de las hijas de Sión y purificará su sangre mediante el soplo del juicio y el espíritu del fuego.  Esto es así, a no ser que quiera alguien decir que son purificados de sus inmundicias y acrisolados cuando los malos sean separados de ellos por el juicio penal y que la separación y condenación de éstos es la purificación de los otros, porque en adelante ya no vivirán en confusa mezcla. Luego añade: Y purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como al oro y a la plata, y ellos ofrecerán al Señor víctimas en justicia. Y el sacrificio de Judá y de Jerusalén será grato al Señor, Indica con esto que esos mismos que serán purificados serán después gratos al Señor por los sacrificios de justicia y que serán así purificados de su injusticia, que motivaba el desagrado de Dios. Una vez  purificados, serán víctimas de una justicia bien colmada. ¿Pueden acaso ofrecer a Dios algo más aceptable que sus mismas personas? Esta cuestión sobre las penas purgatorias la remito a lugar más  oportuno, para hablar de ella más a fondo. 

Por los hijos de Leví, de Judá y de Jerusalén es preciso entender la Iglesia de Dios, compuesta no sólo de los hebreos, sino también de otras naciones. Y además no tal cual es al presente, donde, si dijéremos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros,  sino cual será entonces, purificada por el juicio final como la parva por el viento. Entonces, ya purificados por el fuego los que tienen necesidad de esta purificación, no ofrecerá ya nadie sacrificios por sus pecados. Porque, sin duda, todos los que así ofrecen son reos de pecados y ofrecen sacrificios para alcanzar la remisión. Y la alcanzarán una vez que hayan sacrificado y Dios haya aceptado su sacrificio.

Libro XX, capítulo XXV, La Ciudad de Dios, San Agustín.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Sepamos quién fue Perón!

Pero resulta innegable que la figura de Perón fue cobrando, con posterioridad a los momentos fundacionales e insurreccionales, un protagonis...