sábado, 29 de junio de 2024

¿Está comprendido en los mil años el tiempo de la persecución del anticristo?- La Ciudad de Dios

 La persecución que desatará el anticristo durará tres años y seis meses, como ya hemos apuntado siguiendo al Apocalipsis y al profeta Daniel. Aunqu este tiempo sea breve, hay razón suficiente para preguntar si está comprendido en los mil años de cautividad del diablo y del reinado de los santos con Cristo, o están afuera.

Porque, si decimos que están comprendidos, resulta que el reino de los santos con Cristo con su Rey en lo más álgido de la persecución, cuando esté suelto y ataque con todo su furor. ¿Cómo, pues, la Escritura señala la cautividad del diablo y el reinado de los santos dentro de mil años, si el diablo termina su cautiverio tres años y medio antes de que los santos cesen de reinar con Cristo? Poro otra parte, si decimos que ese breve espacio la persecución no está comprendido en los mil años, sino que es una adición, nos vemos obligados a confesar que los santos no reinarán con Cristo durante esa persecución. Y en este caso podría entenderse en sentido propio lo que sigue: Serán sacer dotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años. Y al cabo de los mil años será suelto Satanás de su prisión. No significaría esto que el reinado de los santos y la prisión del diablo cesarán a la vez, de forma que el tiempo de la persecución no pertenece ni al reinado de los santos ni a la prisión de Satanás—cosas ambas igualmente incluidas en los mil años—, y que, por tanto, es adicional. Mas ¿quién osará afirmar que los miembros de Cristo no reinarán con él precisamente entonces, cuando se unirán más estrechamente a El y cuando la gloria de los combatientes y la corona de los mártires será tanto mayor y más tupida cuanto más rudo sea el combate? Si se pretende que no es conveniente decir que reinarán entonces por los males que sufrirán, la lógica exige decir que los santos que hayan padecido antes de esos mil años no han reinado con Cristo en el tiempo de su sufrimiento. Por consiguiente, las almas de los degollados por confesar a Jesús y por la palabra de Dios, vistas por el autor de ese libro, no reinaban con Cristo cuando padecían persecución y no eran reino de Cristo cuando Él las poseía con tanta excelencia. A la verdad que esto es un absurdo mayúsculo y detestable en extremo.

Al menos, no puede negarse que las almas víctimas de los gloriosísimos mártires, una vez finalizados los dolores y traba jos de esta vida y separadas de sus miembros mortales, han reinado y reinan con Cristo hasta que se cumplan los mil años y que luego reinarán con El unidas ya a sus cuerpos inmortales. En consecuencia, las almas de los mártires, tanto las separadas ya de los cuerpos, antes de la última persecución, como las que se separen entonces, reinarán con El esos tres años y medio hasta que termine el mundo y pasen al reino que no tendrá muerte. Será, por tanto, más largo el reinado de los santos con Cristo que la prisión y cautiverio del demonio, puesto que aquéllos reinarán con su Rey, el Hijo de Dios, una vez ya suelto el diablo, durante esos tres años y medio. De hecho, cuando San Juan dice: Serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años. Y al cabo de ellos será suelto satanás de su prisión, puede entenderse, o que los mil años no fijan fin al reino de los santos y sí a la prisión de satanás—en este caso los mil años, es decir, todos los años, serían lo suficientemente flexibles para que el reinado de los santos sea más largo y la prisión de satanás más breve—, o que, como tres años y medio es un espacio poco considerable, no ha querido tener en cuenta que a primera vista se crea más breve la prisión del diablo y más largo el reinado de los santos. Algo semejante hemos visto en el libro XVI de esta obra respecto de los cuatrocientos años, que, si bien eran algo más, fueron ésos en números redondos. Y al buen observador no se le oculta que esto es corriente en las Sagradas Letras. 

Libro XX, capítulo XIII, La Ciudad de Dios, San Agustín.

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