lunes, 10 de junio de 2024

Las profecías son más antiguas que la filosofía pagana - La Ciudad de Dios

 En tiempo de nuestros profetas, cuyos escritos se han difundido por el mundo entero, aún no existían filósofos entre los gentiles. Al menos no se llamaban así, puesto que el nombre tiene su origen en Pitágoras de Samos, que comenzó a brillar y a ser conocido cuando se concedió la libertad a los judíos.

Luego los demás filósofos fueron muy posteriores a los profetas.  En efecto, Sócrates mismo, maestro de cuantos florecieron en aquel entonces, el príncipe de la moral o parte activa, viene en las crónicas después de Esdras. Poco después nació Platón, que aventajaría con mucho a los demás discípulos de Sócrates. Si a estos añadimos los siete sabios, que aún no se llamaban filósofos, y luego los físicos, que sucedieron a Tales en la búsqueda y estudio de la naturaleza, Anaximandro, Anaxímenes, Anaxágoras y algunos otros anteriores a Pitágoras, ni ellos son anteriores a todos nuestros profetas.

Tales, el más antiguo de los físicos, floreció, según cuentan, en el reinado de Rómulo, cuando el río de la profecía brotó de la fuente de Israel en esa serie de escritos que inundaron el mundo entero.  Sólo los poeta teólogos, Orfeo, Lno y Museo, y si hubo algunos otros entre los griegos, fueron anteriores a los profetas hebreos, cuyos escritos están canonizados.

Pero tampoco ellas han precedido a nuestro gran teólogo Moisés, que anunció al único Dios verdadero y cuyos escritos ocupan el puesto de honor en el campo del canón. Así, los griegos, cuya lengua ha enriquecido grandamente las letras humanas, no tienen por qué jactarse de su sabiduría como más antigua, y menos como superior a nuestra religión,  única fuente de sabiduría auténtica. Sin embargo -y esto hay que admitirlo-, no solamente en Grecia, sino también en las naciones bárbaras, como en Egipto, había ya antes de Moisés semilla de doctrina, que para ellos era sabiduría. Si esto no fuera verdad, los Libros santos no dirían que Moisés estaba versado en toda la sabiduría de los egipcios, pues allí donde nació y fue adoptado y alimentado por la hija del faraón, allí fue educado en las artes liberales. Mas ni la misma sabiduría de los egipcios precedió a la de los profetas, puesto que Abrahán también fue profeta. Y ¿qué sabiduría pudo haber en Egipto antes de que Isis,  a la cual, después de muerta, rindieron culto como a una gran diosa, les enseñara las letras? 

Ahora bien, Isis fue hija de Inaco, primer rey de Argos, y en esta época ya habían nacido los nietos de Abrahán.


Libro XVIII, capítulo XXXVII, La Ciudad de Dios, San Agustín

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