miércoles, 22 de mayo de 2024

EL SALMO 68 Y LA INFIDELIDAD DE LOS JUDÍOS - La Ciudad de Dios, San Agustín

 Mas como los judíos no ceden a testimonios tan manifiestos como son los de esta profecía, llevadas las cosas a un efecto tan cierto, indudablemente se cumple en ellos lo del salmo siguiente. El profeta dice allí en persona de Cristo lo relativo a su pasión y expresó lo que se patentizó en el Evangelio: Presentáronme hiel para comida y en mi sed me dieron a beber vinagre. Tras este banquete y tras unos manjares de esta calidad, añadió: En justo pago conviértasele su mesa en lazo de perdición. Obscurézcanse sus ojos para que no vean y tráelos siempre agobiados, etc. Todo esto no es un deseo, sino una predicción profética con capa de deseo. ¿Qué tiene, pues, de particular que no vean aquellos cuyos ojos están obscurecidos para que no vean? ¿Qué tiene de particular que no miren las cosas celestiales quienes tienen su cerviz siempre encorvada a fin de que estén inclinados a las cosas terrenas? Estas metáforas tomadas del cuerpo denotan realmente los vicios del alma.

Y para poner límite a mi pluma, baste lo dicho sobre los Salmos, es decir, sobre las profecías del rey David. Los lectores para quienes es esto archiconocido perdónenme y no se quejen de que haya omitido pasajes, según su entender, más decisivos y propios.


Libro XVII, capítulo XIX, La Ciudad de Dios, San Agustín.

Profecías sobre la muerte y resurrección del Señor en los salmos 3, 40, 15 y 67








 
Libro XVII, capítulo XVIII, La Ciudad de Dios, San Agustín.

martes, 14 de mayo de 2024

OBEDIENCIA Y FE DE ABRAHÁN -La Ciudad de Dios. San Agustín


OBEDIENCIA Y FE DE ABRAHÁN. MUERTE DE SARRA


"Entre esta serie de acontecimientos, cuyo recuento sería asaz largo, hay uno notable, la tentación de Abrahán, a quien se exigía inmolar a su queridísimo hijo Isaac para probar su piadosa obediencia y darla a conocer a los hombres, no a Dios. Porque no toda tentación es reprobable, puesto que a la que sirve de prueba a la virtud debe dársele la bienvenida. En la mayoría de los casos es este el único medio de conocerse el hombre a sí mismo, el tantear sus fuerzas, no de palabra, sino por la experiencia, respondiendo a esa especie de pregunta que es la tentación. Si en ella el hombre reconoce la mano de Dios, entonces es piadoso, entonces se afianza con la firmeza de la gracia, no se hincha con la inanidad de la jactancia. Abrahán nunca creyó que Dios se deleitaba en víctimas humanas, pero la voz del precepto divino se debe obedecer y no discutir. Sin embargo, Abrahán merece encomio, porque creyó que el hijo, una vez inmolado, había de resucitar, y fundaba su creencia en que Dios le había dicho cuando él se negaba a cumplir el querer de su esposa de arrojar de casa a la esclava y a su hijo: 

En Isaac será llamada tu descendencia. Y a renglón seguido se dice: Bien que al hijo de la esclava yo le haré padre de un pueblo grande, por ser sangre tuya. ¿Cómo, pues, dijo: En Isaac será llamada tu descendencia, si Dios dice de Ismael tanto? El Apóstol, exponiendo el significado, de estas palabras:

En Isaac será llamada tu descendencia, escribe: Esto significa que no son los hijos de la carne hijos de Dios, sino los hijos de la promesa, esos son los descendientes de Abrahán. Y eso, con el fin de que los hijos de la promesa sean descendencia de Abrahán, son llamados en Isaac, es decir, son reunidos en Cristo por la llamada de la gracia. El santo patriarca, fortalecido por la fe de esta promesa y consciente de que debía eum plirse en aquel a quien Dios mandaba dar muerte, no dudó que Dios, que pudo dárselo contra toda esperanza, podía devolver selo una vez sacrificado. Así lo entendió, y así lo explica el autor de la Epístola a los Hebreos: Por la fe brilló Abrahán al ser tentado en Isaac, pues él, que había recibido las promesa y se le había dicho: En Isaac será llamada tu descendencia ofreció a su hijo único, mas estaba interiormente convencido de que Dios podía resucitarle de entre los muertos. Así añade: Por eso lo recibió también en figura de otro. ¿En figura de quién sino de aquel de quien dice el mismo Apóstol: El que no per.donó a su propio Hijo, sino que le entregó por todos nosotros? 

Esta es la razón de que llevara Isaac la leña sobre la cual había de ser colocado al lugar del sacrificio, como el Señor llevó su cruz. En fin, puesto que se impidió al padre dar el golpe mortal a Isaac, que no estaba destinado a la muerte, ¿a quién figuraba aquel cordero, cuya sangre simbólica, una vez inmolado, completó el sacrificio? Es de notar que, cuando Abrahán lo vio, estaba prendido por sus cuernos en un matorral.

¿A quién figuraba, pues, sino a Jesús, coronado de las espinas de los judíos antes de ser inmolado?

Escuchemos más bien las palabras de Dios por boca del ángel. Abrahán extendió su mano, dice la Escritura, para tomar el cuchillo y matar a su hijo. Pero el ángel del Señor gritó desde el cielo y le dijo: ¡Abrahán! Heme aquí, le replicó, etc. No extiendas tu mano sobre el muchacho—prosiguió el ángel—, ni le hagas daño alguno, pues ahora me doy cuenta de que temes a Dios, y no has perdonado a tu hijo amado por amor de mí.  Ahora me he dado cuenta equivale a decir: Ahora te he hecho caer en la cuenta, porque Dios no ignoraba eso. Después, una vez sacrificado el cordero en lugar de Isaac, su hijo, llamó Abrahán a este lugar, según el texto, el Señor ha visto. Y aún hoy se dice: El Señor se apareció en la  montaña. Semejante a esta expresión: Ahora me he dado cuenta, usada en lugar de esta otra: Ahora te he hecho caer en la cuenta, es ésta: El Señor ha visto, en lugar de esta otra: El Señor se apareció, es decir, ha hecho que le viese. Y el ángel del Señor llamó por segunda vez desde el cielo a Abrahán, diciendo: He jurado por mí mismo, dice el Señor, en vista de que has cumplido mi pala bra, no perdonando a tu hijo amado por amor de mí; yo te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está en la orilla del mar. Y tu posteridad poseerá en herencia las ciudades de sus enemigos, y en tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra, porque prestaste oídos a mi voz. De esta forma, después del holocausto, figura de Cristo, confirmó Dios con juramento la promesa de la vocación de los gentiles en la descendencia de Abrahán. Lo había ya  prometido muchas veces, pero nunca lo había jurado. ¿Qué es el juramento del Dios veraz y verdadero sino una confirmación de sus promesas y un reproche lanzado a los incrédulos?

Después murió Sarra. Tenía entonces ciento veintisiete años ella y ciento treinta y siete su esposo. Le llevaba él diez años en edad, como nos lo deja entrever cuando se le prometió el hijo: ¡Mira que si a un viejo como yo de cien años le va a nacer un hijo, y si Sarra de noventa años va a dar a luz! Abrahan  compró un campo y enterró en él a su esposa. Y entonces fué, según la narración de San Esteban, cuando se estableció en aquella tierra, pues comenzó a poseerla en herencia. Esto fue después de la muerte de su padre, que, según deducciones, murió dos años antes".


Libro XVI, Capítulo XXXII, La Ciudad de Dios, San Agustín.


jueves, 9 de mayo de 2024

¿Cómo descendió el Señor a confundir las lenguas? La Ciudad de Dios- San Agustín


Capitulo V

¿Cómo descendió el Señor a confundir las lenguas?


"Y descendió el Señor—está escrito—a ver la ciudad y la torre que habían edificado los hijos de los hombres, es decir, no los hijos de Dios, sino la sociedad que vive según el hombre, y que llamamos ciudad terrena. Dios, que está todo en todas partes, no se mueve con movimiento local. Se dice que desciende cuando hace algo en la tierra. Y como hecho maravilloso y ajeno al curso ordinario de la naturaleza, muestra, en cierto modo, su presencia. Del mismo modo, Dios, que nunca y nada puede ignorar, no aprende con ver, sino que se dice que ve y conoce temporalmente porque hace ver y conocer . No se veía, pues, aquella ciudad como Dios hizo que se viera después, cuando mostró cuánto le desagradaba. No obstante, puede entenderse también que Dios descendió a aquella ciudad, porque descendieron sus ángeles, en quienes habita, de forma que estas palabras: Y dijo el Señor Dios: Ve aquí un solo pueblo y una misma lengua, etc., y las agregadas luego: Venid y descendiendo confundamos allí sus lenguas, no sean más que una recapitulación para explicar cómo sucedió lo que había dicho: Des-cendió el Señor. Porque, si ya había descendido, ¿qué quiere decir: Venid y descendiendo confundamos (lo cual se entiende dicho a los ángeles), sino que descendía, por ministerio de los ángeles, el que estaba en los ángeles que  descendían? Es de notar que no dice: Venid y descendiendo confundid, sino: Confundamos allí su lenguaje, mostrando que Dios obra por sus ministros, de forma que son sus cooperadores , según las palabras del Apóstol: Pues somos los cooperadores de Dios".

Libro XVI, Capítulo V, La Ciudad de Dios, San Agustín.


La diversidad de las lenguas y el principio de Babilonia - San Agustín

"Una vez contado que estas naciones tenían cada una su lengua, el historiador torna al tiempo en que todos hablaban una misma lengua , y expone , basado en eso , el accidente causa de la diversidad de lenguas . Toda la tierra—dice—tenía una sola lengua, y todos, una misma voz. Pero sucedió que los hombres, alejándose de oriente, hallaron una vega en la tierra de Senaar, y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: Venid, hagamos ladrillos y cozámoslos al fuego. Los ladrillos les sirvieron de piedra, y el betún, de lodo. Y añadieron: ¡ Ea!, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cumbre llegue al cielo, y hagámonos famosos antes de dispersarnos sobre la haz de la tierta. Mas he aquí que descendió el Señor a ver la ciudad y la torre que habían edificado los hijos de los hombres. Y dijoDios: He aquí un solo pueblo y una misma lengua, han comenzado esta fábrica y no se apearán ahora de cuanto han intentado hacer. ¡Ea!, pues, descendamos, confundamos allí mismo su lengua, de suerte que  el uno no entienda el habla del otro.

Y el Señor los dispersó de allí sobre la haz de la tierra, y dejaron de edificar la ciudad y la torre. Y se le dio el nombre deConfusión por eso, porque allí confundió Dios el lenguaje de los hombres. Y desde allí les esparció el Señor por toda la tierra.

Esta ciudad que fue llamada Confusión es Babilonia, cuya maravillosa construcción la celebra hasta la historia de los gentiles. Babilonia quiere decir Confusión. De donde se sigue que el gigante Nebrot fue su fundador, lo cual se intimó más arriba al decir, hablando de él la Escritura, que el principio de su reino fué Babilonia, es decir, la ciudad que iba a la cabeza de las demás ciudades, y en la que estaba como la metrópoli o la corte del reino, si bien es cierto que no fué perfeccionada hasta el extremo que se imaginaba la impiedad soberbia. Porque en los planos estaba hacerla extraordinariamente alta ; según su expresión, hasta el cielo, sea que este deseo se limitara a una torre entre las demás, sea que se extendiera a todas. En este caso estarían significados por el caso singular, como se dice soldado para significar miles de soldados; rana y langosta, para expresar la multitud de ranas y de langostas, que fueron dos plagas mandadas por medio de Moisés a los egipcios. Mas ¿qué iba a hacer la vana presunción de los hombres? Por más al cielo y contra Dios que levantaran esa mole de piedra, ¿cuándo trascendería los montes?

¿Cuándo escaparía al espacio de este aire humoso? ¿En qué puede dañar a Dios cualquiera elevación de cuerpo o de espíritu por grande que sea? El camino verdadero y seguro para llegar al cielo es la humildad. Ella levanta en alto el corazón al Señor, no contra el Señor, como se dijo de ese gigante que era un cazador contra el Señor. Algunos, no entendiendo esto, tradujeron ante el Señor, no contra el Señor, engañados por la ambigüedad de la palabra griega ÉVCCVTÍOV, ¿Cómo descendió el Señor a confundir las lenguas? que significa ante y contra. Esta palabra se emplea en el Salmo: Lloremos ante el Señor, que nos ha creado. Y también en el libro de Job, en el que se lee: Montaste en cólera contra el  Señor. En este último sentido debe entenderse al decir gigante cazador contra el Señor. Y ¿qué quiere decir aquí cazador sino engañador, opresor y asesino de los animales de la tierra? Levantaba, pues, una torre con sus pueblos contra el Señor, torre que  significó la soberbia impía. Y es justo el castigo del mal afecto, aun de aquel que no consigue su efecto. ¿Qué clase de castigo fue este? Como la lengua es el instrumento de dominio del que manda, en ella fué condenada la soberbia, de tal suerte que quien mandaba al hombre,  que no quiso entender los mandamientos de Dios para obedecerlos, no era entendido. Así, aquella conspiración quedó disuelta, separándose cada uno de aquel a quien no entendía y juntándose a quien podía hablar con él. Y por las lenguas se dividieron las naciones y se dispersaron por la tierra como plugo a Dios, que obró esto por medios ocultos e incomprensibles para nosotros".

Libro XVI, capítulo IV, La ciudad de Dios, San Agustín

¡Sepamos quién fue Perón!

Pero resulta innegable que la figura de Perón fue cobrando, con posterioridad a los momentos fundacionales e insurreccionales, un protagonis...