sábado, 27 de abril de 2024

La ira de Dios (La Ciudad de Dios)



"La ira de Dios no es en Él una turbación del ánimo, sino el juicio por el que castiga el pecado. Su pensamiento y su reflexión es la razón inmutable de las cosas mudables. Porque Dios, que tiene sobre todos los seres un sentir tan estable como cierta es su presciencia, no se arrepiente de sus obras como el hombre. Si la Escritura no usara estas expresiones, su forma no sería familiar hasta cierto punto y a tono con toda clase de hombres, cuyo aprovechamiento pretende. De esta suerte aterra a los soberbios y despierta a los negligentes, ejercita a los investigadores y alienta a los inteligentes, cosa que no hiciera de no inclinarse y abajarse primero a dar su mano a los tendidos.El anunciar la muerte de todos los animales terrenos y volátiles es una imagen de la grandeza de la catástrofe venidera, no una amenaza de muerte hecha a los animales privados de razón, como si también ellos hubieran pecado".


Libro XV, capítulo XXV, La Ciudad de Dios, San Agustín.

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