miércoles, 16 de febrero de 2022

Jordán Bruno Genta ( El asalto terrorista al poder, 2 parte)

Segunda parte


La enseñanza de las tentaciones de Cristo



¿Por qué se dejó tentar Cristo? Se dejó tentar no por Él, Él podía haberlo apabullado de entrada “con un soplido” a Satanás. pero Él tenía que instruirnos a nosotros y por eso se dejó tentar. Y las tres tentaciones son la más profunda lección de política que se puede dar, de aquello que no debemos hacer jamás, y menos en la función pública.
La primera tentación ¿cuál fue? Cristo hacía cuarenta días que ayunaba. era hombre además de ser Dios, y tendría hambre. entonces el diablo se le acercó sabiéndolo y le dijo, “sí eres Dios por qué no conviertes estas piedras en pan”.  Él podía haberlo hecho, así como multiplicó los panes y los peces, o hizo del agua el mejor vino que se habrá bebido nunca. pero, ¿qué le contestó cristo?, le contestó, “no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios.
La segunda tentación, que es esta que estamos viviendo,  que están viviendo los responsables de la conducción militar y política de la nación, es aquella en la que el diablo lo lleva a Cristo a la cúpula más alta del templo, y le dice, “arrójate, que está escrito que los ángeles te van a sostener”. Cristo podía haberlo hecho, sin que le pasara nada como cuando caminó sobre las aguas, pero tenía que instruirnos en materia política también, y entonces le contestó, “no tentarás a Dios tu Señor”. Y estos han tentado a Dios. Si se arrojaran ellos al vacío y se estrellaran, es cosa de ellos, qué le vamos a hacer.
 Pero es que van a estrellar a las Fuerzas armadas, sus Fuerzas armadas, y a la misma patria van a estrellar.
Esa es la realidad, esta es la tentación de Dios, tentarlo a Dios. Porque uno cuando está frente a una evidencia, retrocede. Pero piensen ustedes, que Pilatos, que era un pagano y no era nada tonto, y que sabía que Jesús era inocente, en un último esfuerzo por salvarlo, frente a la obstinación de los judíos, de aniquilarlo, hizo algo que evidentemente él creyó que le iba a dar resultado, porque creyó también en ese momento, sin haberlo pensado expresamente, en la inmaculada concepción de la multitud. Y entonces tomó al criminal más conocido de Jerusalén, al hombre más abyecto y perverso de Jerusalén, que era Barrabás, seguro de que la gente, cuando se encontrara con que como era la pascua, podía liberar a uno de los dos de la muerte.
¿Cómo no iban a elegir a Cristo que era la inocencia misma? ¿Cómo no lo iba a elegir ese pueblo que cinco días antes lo recibió con palmas de victoria en Jerusalén? 
Ese pueblo aclamó a Jesús, sabía que era la inocencia misma, pero cuando Pilatos puso junto a Cristo a  la perversión misma, ningún evangelista dice que Cristo tuviera un solo voto; ni uno, si no estaría registrado. ¿Dónde estaban los discípulos?, escondidos muertos de miedo. Después fueron gigantes, pero fueron gigantes cuando la fuerza de Dios entró en ellos, en pentecostés. ¿Qué pasó en ese plebiscito democrático, libre? La multitud lo eligió a Barrabás.
Y yo me pregunto, ¿quién va a gobernar el país? Con primera vuelta o con segunda vuelta, como sea, el Frente Popular como en España en 1936, el Frente Popular. porque como dice Lenín, la vía de acceso más próxima al comunismo es la democracia. Y aquí caminamos por la vía pacífica de los comicios y por la vía violenta de la guerrilla. Las dos concurren al mismo fin.
La tercera tentación de Cristo es aquélla en la que el diablo le muestra los mundos, sus mundos, (el mundo del pecado es de él) y le dice, “si te arrodillas ante mí, te entrego el mundo”. Se lo decía al verdadero Señor, pero Él tenía que instruirnos a nosotros. Y entonces le replicó, “retírate, sólo a dios adorarás”. Y nosotros estamos viviendo la idolatría del dinero, la idolatría de la comodidad, de la vida segura y confortable. Aspiramos a una instalación confortable en la tierra. Los cristianos hemos olvidado que este es un lugar de prueba y de testimonio, no un lugar de soluciones definitivas, y que en la medida en que seamos capaces de conocer, amar y servir a Dios y al prójimo en Dios, en esa misma medida podemos crear condiciones más justas, más decorosas de convivencia, que no habrá jamás justicia entre los hombres sino en la medida en que la caridad de Dios esté inspirando esa justicia, perfeccionándola.
Porque si analizamos bien nos damos cuenta de la insuficiencia radical de la justicia; aún la justicia humana más perfecta es de tuna insuficiencia total si la dejamos librada a sí misma. Supongamos un régimen, que le diera a cada hombre lo que merece, lo suyo, lo que le corresponde. ¿Qué pasaría en ese mundo, en ese lugar, en esa comunidad? Se crearía una desigualdad espantosa, se los aseguro. porque habría los que son acreedores a mucho y los que son acreedores a nada. ¿Y qué pasaría en aquéllos que no reciban porque no merecen, frente a los que reciben mucho porque merecen mucho? ¿Qué nacería en ellos? La diferencia engendra odio, envidia, codicia, resentimiento. Sería un mundo de una crueldad espantosa. La justicia sola no basta aunque es necesaria; hace falta mucho más que darle a cada uno lo suyo; hace falta contemplar lo que cada uno necesita, y para ello está el amor, para ello está la caridad. no da lo debido, da mucho más, y da en la medida de la necesidad.
 Entonces, la caridad necesita de la justicia y de su rigor y la justicia necesita de la caridad para su propia perfección y abundancia. por eso el gobernante tiene que ser justiciero y caritativo a la vez, como es dios, al modo de Él, a imagen de ÉL porque no se olviden ustedes, que la encarnación del verbo, la primera venida de cristo a la tierra, fue en la figura del Salvador, pero la segunda, va a ser en la figura del juez, inapelable, y ninguna persona de sentido común puede pensar que no va a ser una justicia propia.
 Miren que el último acto de Dios con relación a los hombres en esta tierra es un acto de justicia, pero para eso le ha dado al hombre todo su amor, y se lo da, y le insiste, y lo llama, y lo invita, y lo nutre del mismo, esperando que le lleve el apunte, hasta el último suspiro en que tiene tiempo.
 Este es el problema: nosotros, a este magisterio de Cristo de las tres tentaciones, lo hemos prácticamente abandonado, y somos arrastrados por esas tentaciones. Y hoy el país entero está dentro de las consecuencias de esa ignorancia, la más culpable de todas, que es la ignorancia diabólica, la ignorancia de aquel que pudiendo y debiendo ver, cierra los ojos para no ver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Sepamos quién fue Perón!

Pero resulta innegable que la figura de Perón fue cobrando, con posterioridad a los momentos fundacionales e insurreccionales, un protagonis...