miércoles, 28 de agosto de 2024

Cuando yo me adhiriere a Ti... Confesiones - San Agustín

 

Cuando yo me adhiriere a Ti con todo mi ser, ya no habrá más dolor ni trabajo para mí, y mi vida será viva, llena toda de Ti ".

Mas ahora, como al que Tú llenas lo elevas, me soy carga a mí mismo, porque no estoy lleno de Ti.

He aquí que no oculto mis llagas. Tú eres médico, y yo estoy enfermo; Tú eres misericordioso, y yo miserable. ¿Acaso no es tentación la vida del hombre sobre la tierra? ¿Quién hay que guste de las molestias y trabajos? Tú mandas tolerarlos, no amarlos.

Nadie ama lo que tolera, aunque ame el tolerarlos. Porque, aunque goce en tolerarlos, más quisiera, sin embargo, que no hubiese  qué tolerar. En las cosas adversas deseo las prósperas, en las cosas prósperas temo las adversas. ¿Qué lugar intermedio hay entre estas cosas en el que la vida humana no sea una tentación? 

¡Ay de las prosperidades del mundo una y otra vez por el temor de la adversidad y la corrupción de la alegría! ¡Ay de las adversidades del mundo una, dos y tres veces, por el deseo de la ¡Ay de las prosperidades del mundo una y otra vez por el temor de la adversidad y la corrupción de la alegría! 

¡Ay de las adversidades del mundo una, dos y tres veces, por el deseo de la prosperidad y porque es dura la misma adversidad y no falle la paciencia! ¿Acaso no es tentación sin interrupción la vida del hombre sobre la tierra?

Libro X, Capítulo XXVIII, Confesiones, San Agustín.

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